jueves, 20 de febrero de 2020

Encuentro de la Doncella


La primera vez de algo es muchas veces complicado. No tiene que ser así siempre, pero nuestro miedo y nuestras dudas nos ponen trabas. "Disfruta del proceso", dicen, pero a veces el proceso es lo más difícil, como lo es diseñar una ceremonia.

Tenía mis dudas sobre escribir una entrada referente a mi pasada ceremonia, como si las memorias personales no fueran parte de Ella. Luego he pensado que yo también soy parte de Ella y mi experiencia es Su experiencia a través de mis ojos y todo mi sistema de creencias. Por eso lo reflejo.

Si me preguntan por el resultado, diría que fue perfecto. No podría pedir que fuera de otra forma, ni cambiaría nada en absoluto. Esto es mucho decir, pero es así. A pesar de ser febrero y que la semana amenazaba con niebla y frío, el día amaneció soleado y con una temperatura inmejorable para una actividad al aire libre. Era uno de mis mayores miedos, porque habría tenido que mover todo a otro lugar y no es tan fácil. Tampoco resulta la misma experiencia dentro de un local que en un parque. La Diosa tuvo a buenas regalarme un precioso día y me siento agradecida por ello.

Los almendros habían florecido. No estaban en su esplendor total, pero había suficientes flores como para darnos una bonita vista. No en la zona elegida para la ceremonia, lo cual ayudó mucho a nuestra intimidad, pues los visitantes del parque prefieren los árboles colmados de flores. Es normal, teniendo en cuenta la belleza de las mismas y el olor a miel que desprenden. Aunque hubo muchos visitantes, habría sido peor este fin de semana, que seguro que hay muchas más flores. La fecha elegida no fue casual, en cuanto a que sabía que los almendros florecen a finales de febrero, pero mi agenda no permitía demasiadas holguras. A punto estuve de tener conflicto de fechas con otros talleres de la tribu. La Diosa me fue favorable aquí también.

La asistencia fue algo más baja de lo esperado. Primero porque es difícil llegar a la gente siendo nadie en la comunidad pagana. Publicité mi evento por las redes sociales y utilicé los hashtags que me parecieron más adecuados, pero eso no moviliza a la gente. Es un tema de "personal branding", obviamente. Aun así inicialmente se apuntaron unas catorce personas, que está bastante bien en mi opinión, y luego se fueron cayendo una a una hasta llegar a cinco. Por poco no invoco sola con los árboles y los pájaros. En algunos casos fueron ausencias justificadas, en otras me parecieron excusas baratas. De hecho, esto me toca temas que son muy míos y que se supone que estoy trabajando: la autosuficiencia, la confianza, la pertenencia, la fraternidad/sororidad, la lealtad...se trataba de no reafirmarme en mis ideas. Quizás esto haya sido una prueba más para ver cuánto había avanzado con eso.

Sin embargo, a pesar de ausencias sentidas e inesperadas, la Diosa me dio justo la audiencia que necesitaba. Y no pudo ser mejor. La energía era perfecta. Todas sabían qué hacían allí y me ayudaron muchísimo con la práctica, haciéndola muy agradable.

En cuanto a mi desempeño, estoy contenta. Creo que el desapego emocional por el resultado me hace verlo con ojos positivos. En ningún momento me sentí nerviosa o presionada. Al contrario, me sentía llena de una serenidad y de una presencia que me parecían totalmente ajenas a mí. Incluso, en cierta forma, era yo la que conducía el evento y al mismo tiempo no, como si una parte de mí se hubiese ido muy lejos. Fluí muchísimo y disfruté mucho. De hecho, ni fui consciente de la presencia de gente a nuestro alrededor, mientras que sí reconocí los pájaros y los insectos a nuestro alrededor.

Mi práctica era modesta y pequeña, pero creo que fue delicada y bonita, casi femenina. Era un homenaje a la Doncella, un arquetipo con el que siempre me ha costado conectar. Este año en cambio está siendo un descubrimiento, porque creo que hay mucho de Ella en mí, una parte que me ha costado mucho reconocer y aceptar. Por eso elegí trabajar con Ella y a cambio, he recibido una gran bendición personal que va mucho más allá de lo que resulta haber diseñado la práctica.

Creo que no soy una sacerdotisa ceremonial. No es la forma en que yo creo que me siento a gusto. Yo soy la que crea en la sombra y es allí donde seguramente pertenezco. Algún día quizás encuentre mi hueco, aunque me conformo con conectar con Ella a nivel individual y personal.

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