viernes, 8 de noviembre de 2019

Enraizamiento


"Quod est inferius es sicut quod est superius, et quod es superius es sicut quod est inferiu"

Lo que es arriba, es abajo.

Me centro en mi corazón, donde reside la divinidad que soy, como una luz verde que se expande desde mi centro y que vibra al compás de un tambor primigenio que todo lo orquesta. Desde ese punto, como una semilla, brotan raíces que bajan hacia la tierra bajo mis pies. Esa luz me recorre palmo a palmo, llenando cada órgano, cada tejido, cada célula, activando cada uno de mis centros energéticos y alienando todos mis cuerpos dimensionales.

Mis raíces tocan tierra y se entierran en ella, removiéndola, haciéndose paso para descender capa a capa hasta el ígneo centro del corazón de Ama Lur, donde arde el fuego eterno que todo lo transmuta. A cambio de mis miedos, de mis preocupaciones, de mis limitaciones, ella me entrega una chispa de sus llamas que energizan todo mi cuerpo en el ascenso. Me uno así a ella, recordando que somos una, que ella es la materia que compone mi cuerpo, que ella que sostiene y me nutre, que ella da carne y huesos a mis sueños, que ella la que

Y así me elevo hacia el cielo, como un árbol proyecta sus ramas hacia las alturas, subiendo capa a capa de la atmósfera, que no es sino el abrazo de Ama Lur depositándome en la oscuridad infinita del cosmos. Planetas, estrellas, galaxias y nebulosas salen a mi encuentro, marcando el camino hacia ella, la gran estrella celestial, plateada, azul y fría, de la que todo procede. Arraigo mis ramas en su fuente y recuerdo que también yo soy un concepto, una idea, una historia contada hace miles de millones de años, que mis sueños son los suyos, que mi inspiración procede de ella, y que es en ella donde reside el potencial de todo lo que es y lo que será.

Enraízo y uno en mí el cielo y la tierra, lo abstracto y la materia. Me convierto en un canal de luz blanca que se vierte en el mundo como una marea que cubre todos los confines del planeta, llevando la voluntad divina más allá de mis límites físicos. Acepto que soy un instrumento al servicio de Ella. Mi ego se ha desvanecido y deja paso a una conciencia superior que me atraviesa de pies a cabeza con una energía que es eléctrica y caliente, expansiva e intensa. Yo soy luz, amor. y energía infinitas Y me siento como una estrella que ilumina todo el espacio que visito.

Imagen: "Yggdrasil" de Heterodyne en DeviantArt

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